A
finales de 2012, la Asociación de Comunicación Política (Acop), con sede en
Europa, dio a conocer su capítulo mexicano, con el objetivo de “expandir
horizontes” en América Latina.
Un
año después, Acop México aprovechó el inmejorable escenario de la FIL
Guadalajara para presentar un texto colectivo: Hacia una profesionalización de la comunicación política en México.Retos y desafíos para conformar gobiernos cercanos a la sociedad (Miguel Ángel
Porrúa y LXII Legislatura de la Cámara de Diputados, 2013).
El
título en sí mismo revela una de las principales preocupaciones de la
asociación: contribuir a la creciente profesionalización del campo de la
comunicación política. Y que, como dice la autora del prólogo Karen Sanders,
esta práctica profesional se dé en un marco ético que entrañe un vínculo de
veracidad entre la comunicación y la política.
Pero,
más allá del propósito ulterior con el que se concibió, Hacia una profesionalización… es un libro de claroscuros. En sus
páginas conviven artículos de magnífica manufactura con otros de prescindible
lectura. Es un concierto a varias voces en el que algunas están bien entonadas
y otras desafinan totalmente.
Entre
los textos que mejor cumple con el objetivo del libro está el de Rafael Rubio,
quien se encarga de advertir los retos que entrañan para los consultores
políticos las nuevas tecnologías y las redes sociales en Internet, ya que con
estos avances tecnológicos “asistimos a un cambio en la naturaleza del receptor
de la información política, el votante” que exige al consultor asimilar
rápidamente estos cambios para que su cliente “se adapte ventajosamente a ellos”.
Los
artículos de Guillermo Velasco Barrera y José Rafael Santana Villegas no tienen
desperdicio. Son útiles para la gestión eficaz de la comunicación gubernamental
si lo que se busca es generar estrategias de marca ciudad o enfrentar
exitosamente situaciones de crisis. Acaso el único cuestionamiento válido que
se le haría a Santana Villegas es el hecho de que sus páginas están colmadas de
ejemplos corporativos no políticos; sólo hay una tímida mención a una crisis de
comunicación política (p. 388), la que
enfrentó el Gobierno federal mexicano cuando surgió la influenza AH1N1 en abril
de 2009.
Tres
textos más merecen mención especial, por su solidez académica y la pertinencia
del tópico abordado. Uno, el de Alberto Pedro López-Hermida Russo debido a la firmeza
de su análisis teórico del estereotipo de la mujer como un factor estratégico
en una campaña electoral; este análisis sirve de tamiz para que López-Hermida
evalúe el estilo de liderazgo de distintas políticas alrededor del mundo en
general y de México en particular; en el caso mexicano, revisa la candidatura
de Josefina Vázquez Mota, quien en la elección presidencial de 2012, dice el
autor, nunca pudo aprovechar estratégicamente su feminidad.
Dos,
el de Cándido Martínez Manrique quien comparte de primera mano su experiencia
desde dentro y fuera de los equipos de campaña sobre la inteligencia y las
encuestas electorales, pues ha tenido la oportunidad de conocer ambas caras de
la moneda. Cándido atina cuando insiste en destacar la importancia de la
investigación electoral y de opinión pública para la definición de estrategias eficaces
de comunicación política, y que éstas no se reduzcan a un mero ejercicio
mercadotécnico sino que verdaderamente contribuyan a impulsar el desarrollo de
una comunidad.
Tres,
el de Olga Navarro Benavides en el que desmenuza el concepto de gobierno abierto diferenciándolo claramente
de los términos transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas. La
autora está convencida que a través de la instrumentación de los preceptos del gobierno abierto es factible “propiciar
una verdadera conversación entre gobierno y ciudadanía…capaz de devolver al
ciudadano la confianza en la política, en los políticos”.
Finalmente,
es necesario detenerse en tres artículos más. El de Ángela Paloma Martín, “El
viaje de las mujeres”, porque está integrado mayormente por una serie de textos
adaptados que la autora publicó en el blog Mujeres, en el diario español El País.
No deja de sorprender que una escritora tan prolífica, con un excelente blog
sobre la participación de las mujeres en la política y con un magnífico libro
publicado en su haber, se haya contentado con cumplir el compromiso armando un
texto a partir de artículos previamente publicados.
El
de Miguel Cravioto sobre “El relato como estrategia política” es inefable en
algunos tramos, como en su introducción donde exuda un conservadurismo ramplón.
Para hablar del relato y las emociones, el mejor ejemplo que Cravioto encontró
es un spot comercial en el que “una mujer…limpia el piso de su casa con una
gran sonrisa” y el marido al llegar a su hogar “le demuestra reconocimiento y
amor al observar lo pulcra que queda la casa”. Entre cientos o miles de spots
políticos de México o cualquier otro país del mundo, Cravioto no encontró uno
solo que le permitiera ejemplificar de mejor manera cómo se cuenta una historia
o se levantan pasiones a través de piezas de comunicación audiovisual de 30
segundos.
Y el
de Rodrigo Solá Villalobos, que versa sobre la “Innovación en el campo de la
comunicación política”. El autor confecciona una apretada síntesis sobre el
impacto que tienen en las elecciones y los gobiernos las innovaciones
tecnológicas aplicadas en la comunicación. Va de la prensa a la Internet
pasando por la televisión, sin detenerse en la radio. Aborda el uso de las
redes sociales digitales en la política señalando que éstas fomentan una “nueva
relación…entre gobernantes y gobernados, una relación que implica una constante
charla…para saber qué es lo que la administración pública debería hacer” (sic).
Y regresa a hablar de la televisión para reconocer su prevalencia y anticipar súbitamente
el fin de su hegemonía en “por lo menos una década más”.
Solá
Villalobos, además, critica la televisión, los spots y las encuestas de opinión
pública utilizando como único fundamento el libro Homo Videns de Giovanni Sartori. Como veleta, en unas páginas ensalza
las virtudes de las redes sociales y en las siguientes reprocha que “la
gente…no quiere profundizar en ningún tema porque…se conforma con los 140
caracteres que en Twitter se ofrecen para sentirse informado”. En un principio
afirma que gracias a Internet existe una nueva relación entre gobernantes y
gobernados, y al final cita a Sartori para aseverar que “el ciudadano medio
carece del tiempo, conocimiento, capacidad y motivación necesarios para seguir
las argumentaciones complejas”. Y agrega: “el gobernado actúa con pereza
atendiendo sólo unas cuantas señales o imágenes que difunden los medios”. Así
de contradictorio. Por eso, se debe subrayar que, en contraste con sus
compañeros de páginas cuyos artículos albergan robustas bibliografías, a Solá
Villalobos sólo le bastaron cuatro libros para sustentar sus dichos.
Esta reseña no puede concluir sin hacer referencia
a una ausencia notable y un dato irrevocable. Regularmente, un libro colectivo
incluye un apartado con el currículum de cada uno de los autores. Los coordinadores de Hacia una profesionalización… no consideraron menester dar a
conocer a sus lectores la trayectoria y experiencia de los autores. Sin
embargo, cualquier leedor acucioso que realice una sucinta pesquisa en Internet
se enterará que Guillermo Velasco fue vocero de Martha Sahagún de Fox; Miguel
Cravioto y Rodrigo Solá son socios consultores de EYCOM Consulting; Rafael Rubio, director de DOG Comunicación y
consultor del presidente español Mariano Rajoy; Cándido Martínez, consultor en
ByPowerGroup; Ángela Paloma Martín, consultora en Ideograma de Antoni
Gutiérrez-Rubí; Alberto Pedro López-Hermida, profesor en la Universidad de Los
Andes en Chile; y Olga Navarro y José Rafael Santana tienen cargos administrativos
universitarios. Y que todos ellos tienen un rasgo en común: han estudiado,
imparten clases y/o trabajan para una de dos instituciones académicas de nivel
superior privadas pertenecientes a la prelatura del Opus Dei: la Universidad de
Navarra en España y la Universidad Panamericana en México.
+ Esta reseña se publicó en la edición de junio de 2014 de la revista Campaigns&Elections en Español.
1 comentario:
En primer lugar parto de lo que mencionas al último... no tener un breve resumen de quién es el profesional al que estoy leyendo, es de mal gusto. Aunado a esto, una pésima edición, corrección de estilo y horrores ortográficos. Fuera de llenar el libro marcas de edición, creo que si el título del libro es el objetivo del mismo, pues no se logró.
Las razones de que no se haya logrado, considero, es que no se homologó el contenido. En una parte pensé que leía sobre marketing de productos cuando Cravioto iniciaba su artículo con la imagen de un jabón o limpiador de pisos, con el sueño varonil de tener una esposa guapa que al llegar a casa encuentra los pisos relucientes. Pasando el ejemplo y perdonando al autor por la imagen inigualable que presentó en un libro de comunicación política, vendría algo mejor. Los 12 arquetipos sociales ejemplificados con el Mirrey Luis Miguel, la tierna Dorothy y Dove la marca que, según su publicidad, te brinda la mayor suavidad en tu piel.
Para mí, el artículo que rescato totalmente por su estructura, aporte y profesionalización de la comunicación política en México es el de Alberto López-Hermida. Debido a que hace un bagaje sobre la imagen de la mujer y por el terreno que está ganando en el ámbito político. Los ejemplos, las lecturas a las que remite y el análisis (muy breve) que aporta es lo que lo hace destacable.
Fuera de éste, no hay artículo que sea, a mi parecer, completamente rescatable u original en cuanto a la idea, la investigación y el aporte. Considero que lo último que desea leer un consultor son recetas de lo que debería hacer en lugar de las nuevas tendencias y aportes a la comunicación política.
Muy buena reseña y gracias por el dato biográfico de los autores.
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