jueves, diciembre 20, 2012

Alazraki, sus memorias y la simplificación del marketing político



 
Un amigo me vio con el libro entre las manos. Me cuestionó. Mejor dicho: me criticó. “¡¿Cómo, tú leyendo ‘eso’?! Dubitativo, con asombro me preguntó: “¡¿De verdad, no había nada mejor en la librería?!”. Sólo atiné a responderle que estaba obligado a llegar a la última página de ese y de cualquier otro libro cuya lectura haya iniciado. No sin pesar, eso hice con Creer, crear, crecer. Memorias de un publicista de Carlos Alazraki (Planeta, 2012).
Cuando lo vi en la mesa de novedades, inmediatamente vinieron a mi mente varios de los spots más polémicos de la imberbe historia de la publicidad política en México. “Dale un madrazo al dedazo” (Roberto Madrazo, 1999). “Los derechos humanos son para los humanos, no para la ratas” (Arturo Montiel, 1999).  “A mí no me va a temblar la mano, porque si algo me sobra son éstos” (Jorge Hank, 2004, señalando los huevos que el mesero le lleva a su mesa para desayunar). "Con Roberto Madrazo te va a ir muy bien" (2006).



Y es que, como se asegura en la contraportada: “La historia de Carlos Alazraki está asociada al desarrollo de la publicidad en México. Tanto en la iniciativa privada como en su controvertida incursión en el marketing político…”. Por supuesto, este último aspecto es el que me motivó a comprarlo y leerlo, pues “narra su acercamiento a la política en las campañas de Ernesto Zedillo, Luis Donaldo Colosio y Roberto Madrazo; (así como) sus grandes decepciones al respecto”.
Empecé la lectura del texto con limitadas expectativas aunque con cierto interés. Conforme avancé, página tras página, la decepción fue in crecendo. En algún momento, cruzó por mi mente  una extraordinaria reseña literaria de Rafael Lemus sobre una “novela” de Guadalupe Loaeza. Si se sustituye el nombre de la autora de Las yeguas finas por el de Carlos Alazraki, el cambio es imperceptible. Parafraseando a Lemus, podríamos decir:  

“¿Para qué escribir sobre Carlos Alazraki? Es un blanco demasiado fácil. Leerlo es ya acribillarlo: sus líneas se refutan a sí mismas y van cayendo una a una. No es necesario dispararle, a menos que se quiera rematar un cadáver. La crítica…, en su caso, sobra. Mejor sería ignorarlo, pero no siempre es posible: publica, opina, es tomado en serio por otros... Más aún: es el síntoma más visible de una enfermedad que ocupa nuestras mesas de novedades”.
El libro no lo escribió Alazraki. Lo dictó. De otra forma no se podrían entender errores garrafales tales como escribir “Grupo Asir” por “Grupo Acir”; o “restaurante Elago” por “Restaurante El Lago”; o “belew de line” por “Below the Line (BTL)”. La sospecha se confirma en la Introducción, donde agradece a “dos extraordinarios escritores: Mónica Braun y su hermano, Bela…Les juro que sin ellos, no habría libro”. Quizás no sean “dos extraordinarios escritores”, pero sí son pésimos transcriptores porque los errores pululan por doquier.

Aún más. Las Memorias de un publicista están infestadas de palabras soeces. Que no es un agravio si estuvieran justificadas. Pero en este libro, la única justificación es el florido lenguaje de mecapalero del “dictador” (no por ser el sátrapa de algún país bananero, sino por ser quien dictó las líneas transcritas en este texto). Una página sí y otra también se la pasa hablando de “este cabrón”, “le dije que era un chingón”, advirtiendo que “ya chingué”, despotricando “¡qué poca madre!”, advirtiendo que “a mí me valió madres”, preguntando a alguien si “¿tú crees que soy tan pendejo…?”, que él vive “sin pedos” aunque “Él se cagó”.
Más allá de estas minucias, lo que Alazraki en realidad cuenta a lo largo de su autobiografía es la vida de un junior cuyas únicas gracias han sido nacer y crecer en la “comunidad judía adinerada”, tener abuelos “también muy ricos” y dedicarse desde la infancia a “echar desmadre”. Incluso, la incursión de Alazraki en la televisión y la publicidad no son producto de la cultura del esfuerzo sino de la constante intermediación de amigos o familiares.

A diferencia de lo que asevera (“creo que he sido un buen estratega”), Alazraki no es un estratega de mercadotecnia política, es, eso sí, un creativo de publicidad política. Por eso se agradece el momento de sinceridad que regala en la página 142, cuando reconoce que: “una elección no se gana por la publicidad. Se puede perder por la publicidad, pero no ganar. El secreto de la elección es tener movimiento territorial, el famoso acarreo”.  
En efecto, son tantos los factores que intervienen en una campaña electoral, que la publicidad es uno más de decenas de ingredientes que se mezclan para incidir en el resultado final de una elección. Quien asegura que gracias a un spot, un espectacular o un pendón ganó una elección, miente con alevosía o lo dice por ignorancia.

Y no puede ser un “buen estratega” de mercadotecnia política un publicista que simplifica el complejo proceso de comunicación política a la trillada imprecación de que: “El candidato es una bolsa de papitas…su vestuario es la etiqueta, la envoltura; sus discursos son el sabor del producto; sus propuestas son los nutrientes que contiene”. ¿Y su partido, y su trayectoria, y el gobierno al que representa en caso de ser del partido en el poder?
Tampoco es un estratega aquel publicista que descree de la investigación, no lo es quien descalifica los resultados que lo contradicen y toma decisiones con base en su intuición, diciendo: “a mí me valió madres: ‘no saben lo que dicen: así se queda’”.

El colmo de la simplificación es reducir la mercadotecnia política a una “receta de cocina” de cinco pasos: 1. Presentar al candidato; 2. Mostrar la trayectoria del candidato: “Ha sido secretario de esto, subsecretario de aquello, director de no sé qué…por lo tanto sabe un chingo” (y yo me pregunto: ¿si es un candidato ciudadano sin experiencia política, entonces me salto el paso dos?); 3. Presentar las propuestas del candidato. 4. Los testimoniales de la gente que va a votar por el candidato. 5. Pedir el voto: “Hola, público, soy Fulanito de Tal, durante estos meses estuve jodiéndoles, ahora con toda humildad les pido su voto para que vivan mejor”. A eso, dice Alazraki, “se reduce una campaña política”.
Por eso, por esa visión tan limitada, porque está mal transcrito y porque no le tiene respeto al lector es que Creer, crear, crecer. Memorias de un publicista de Carlos Alazraki es el peor libro que leí este año.
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ALAZRAKI, Carlos, Creer, crear, crecer. Memorias de un publicista, Planeta, México, 2012.
196 pp.

martes, diciembre 18, 2012

Teoría de Juegos y elecciones en el Estado de México


“El juego del gallina” y la designación del candidato del PRI

a gobernador del Estado de México en 2011


 
El propósito de este texto es analizar, a través del tamiz de la Teoría de Juegos, específicamente por medio de “El juego del gallina”, la designación del candidato del Partido Revolucionario Institucional a Gobernador del Estado de México, durante el proceso electoral de 2011.

1.    La Teoría de Juegos y “El juego del gallina”, un problema de desgaste

El creciente uso que se hace de la Teoría de Juegos se debe principalmente a que su estructura matemática le ha brindado más solidez a las explicaciones que de ella se derivan sobre procesos y fenómenos sociales.

De hecho, la Teoría de Juegos nos concede la posibilidad de explicar la interacción estratégica entre individuos[1], es decir, de esta forma podemos entender las acciones del pasado o, incluso, predecir acciones en el futuro, pues logramos identificar los incentivos que llevan a los actores a entrar en conflicto o a cooperar.

Para explicar un proceso o fenómeno social, debemos comparar a la interacción social con un “juego”, cuyos componentes son: reglas, jugadores, acción, información, estrategias, equilibrio, pagos y resultados. A través de estos “juegos” podemos: entender qué pasó y/o qué sucederá. Es factible que en un “juego” se dé un “equilibrio”, situación en la que “todos los jugadores toman la decisión adecuada”[2].

La Teoría de Juegos contempla diversos tipos de “juegos”, tales como: El dilema del prisionero o Un problema de cooperación; La batalla de los sexos o Un problema de coordinación; El juego del gallina o Un problema de desgaste.

Este último juego es el que nos permite analizar la interacción estratégica que se dio en la designación del candidato del PRI a la gubernatura mexiquense.

En el juego del gallina se toma como referencia la película protagonizada por James Dean “Rebeldes sin causa”, (1955), en la que dos personajes antagónicos “quieren impresionar a sus amigos”, por lo que juegan a “La Gallina”: dos automóviles son manejados uno hacia el otro a gran velocidad. El primero en salirse de la carretera pierde (es un Gallina). “El más ‘macho’ gana”.

Las opciones que existen son tres: 1. Ambos giran y son igualmente gallinas; 2. Ambos siguen de frente y chocan; y, 3. Uno gira (es gallina) y el otro sigue de frente (es macho). En este juego se dan dos equilibrios de Nash (ambos jugadores toman la decisión adecuada): a. De frente, Girar; b. Girar, De frente. En este caso, “ninguno de los jugadores se puede beneficiar al cambiar su acción unilateralmente[3].

Por lo tanto, cada jugador prefiere que el otro haga el sacrificio primero, por lo que hay incentivos a retrasar la decisión lo más posible. Así es como los jugadores se desgastan hasta que no aguantan más y existe un riesgo real de choque.

2.    El juego del gallina y la elección de gobernador del Estado de México en 2011

Lo que el juego del gallina ilustra es que hay situaciones donde: 1. Se avecina un desastre si nadie cambia de curso; 2. Los jugadores se desgastan al participar en el juego; 3. Los incentivos hacen que un choque sea muy probable; por lo que, como se afirma líneas arriba, “hay incentivos a retrasar la decisión lo más posible”.

Esto último es lo que describe a la perfección el proceso de designación del candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México en 2011, esto es, El juego del gallina nos permite explicar por qué Enrique Peña Nieto (EPN) eligió a Eruviel Ávila Villegas (EAV) como el abanderado de su partido. Veamos.  

Se ha convertido en lugar común decir que la elección a gobernador mexiquense es “el laboratorio electoral” de la elección presidencial del año siguiente. Lo que es parcialmente cierto, pues tal profecía no se materializó en las elecciones presidenciales de 2000 ni en 2006.

En 1999, el priísta Arturo Montiel ganó la gubernatura del estado de México, pero al año siguiente su correligionario Francisco Labastida perdió la presidencia de la República frente al panista Vicente Fox.

En 2005, Enrique Peña Nieto derrotó al “feo” Rubén Mendoza Ayala, pero esa victoria de nada sirvió a Roberto Madrazo un año después: quedó en tercer lugar en la carrera presidencial, muy lejos del panista Felipe Calderón y del perredista Andrés Manuel López Obrador. En 2011 y 2012 la historia sería diferente.

En efecto, en 2011, con una votación histórica, el priísta EAV gana la gubernatura mexiquense. Doce meses después, EPN se convierte en presidente de la República.

Este es el contexto, ahora veamos los componentes del juego:

Reglas claras. Las escritas: en el sistema electoral mexicano, sólo los partidos políticos pueden postular a candidatos a puestos de elección popular. Las no escritas: el gobernador en turno elige al candidato de su partido para sucederlo.

Jugadores. EPN, gobernador del Estado de México. EAV, presidente municipal de Ecatepec y aspirante a la candidatura del PRI a Gobernador del estado de México.

Estrategias. EPN mantiene en secreto su decisión hasta el último momento, mientras tanto evalúa las probabilidades de triunfo de los distintos aspirantes a la candidatura (Alfredo del Mazo, alcalde de Huixquilucan y primo de EPN; Ricardo Aguilar, presidente del Comité Directivo Estatal del PRI y amigo personal de EPN; Ernesto Nemer, líder de la bancada priísta en el Congreso local; Luis Videgaray, ex secretario de Finanzas del Gobierno del Estado de México y en ese momento diputado federal, y el propio Eruviel Ávila Villegas) y los efectos políticos de su decisión, tanto en la elección estatal como en el proceso federal próximo.


Por su parte, EAV anuncia públicamente su intención de ser el sucesor de EPN, pero en privado se reúne con líderes locales del PRD y les pide “que el PRD me deje abierta la puerta hasta donde se pueda, y si se cierra dejen abierta la ventana”[4]. En efecto, retrasa su “decisión lo más posible”.

Equilibrio. En este “juego”, el equilibrio se da en el momento en que “ninguno de los jugadores se puede beneficiar al cambiar su decisión unilateralmente”, es decir, ambos jugadores se benefician de tomar la decisión adecuada hasta el último momento. En este caso, EPN de evaluar cuál es aspirante que más le conviene designar, de acuerdo con sus intereses políticos personales. Y en el de EAV, esperar hasta el último momento para saber si el gobernador lo bendice con la designación o buscar la postulación por la coalición opositora PAN-PRD[5].

Acciones. Finalmente, la madrugada del sábado 24 de marzo de 2011 se definió la “candidatura de unidad” del PRI a la gubernatura del presidente municipal de Ecatepec, EAV. Y la mañana de ese mismo día los otros aspirantes declinaron y le alzaron la mano al ungido. Pocas horas más tarde, el Ayuntamiento de Ecatepec otorga la licencia definitiva a EAV, quien al día siguiente se registra como candidato del Partido Revolucionario Institucional[6].

Pagos. EPN garantiza la unidad de su partido, designa al candidato más competitivo, le quita a la oposición la posibilidad de postular a un ex priísta que ponga en riesgo la elección para el PRI, obtiene un triunfo contundente, una transición tersa y, así, fortalece sus aspiraciones para ser el candidato a la presidencia de su partido.

EAV gana la postulación de su partido, triunfa en la elección y se convierte en gobernador del estado de México, el primero en más de cuarenta años que no proviene del Valle de Toluca.

Resultados. EAV gana la elección de gobernador con una votación histórica: obtiene el 62 por ciento de los votos y es el primer candidato que recibe más de tres millones de votos en una elección del estado de México.

Por su parte, EPN sale fortalecido, mantiene para su partido la gubernatura (y él conserva el control de las principales áreas del gobierno mexiquense: finanzas, salud, seguridad, fiscalía), gana la postulación a la presidencia y, un año después, triunfa en la elección presidencial.

3.    ¿Quién fue el gallina: EPN o EAV?

Una vez que se hizo pública la designación de EAV, los líderes nacionales del PAN y del PRD, Gustavo Madero y Jesús Zambrano, respectivamente, declararon: “La designación de Eruviel, por temor”[7].

Así es, por temor…pero de los dos jugadores. EPN quiso garantizar su sucesión y no poner en riesgo su candidatura presidencial. EAV no quiso arriesgarse a ser postulado por la coalición opositora hasta no saber si sería o no ungido como candidato.

4.    Conclusiones

 
a.    Cada jugador prefiere que el otro haga el sacrificio primero. Por eso hay incentivos a retrasar la decisión lo más posible. Y eso hicieron EPN y EAV no tomar una decisión hasta no saber qué haría el otro hasta el último momento.

b.    Los jugadores se desgastan hasta que no aguantan más, por lo que hay un riesgo enorme de choque. Para EPN el riesgo hubiese sido postular a Alfredo del Mazo (o Luis Videgaray o Ricardo Aguilar) con la probabilidad de perder o ganar por un margen apretado lo que hubiese complicado sus aspiraciones presidenciales, pues con un resultado así habría proyectado una imagen de debilidad e incapacidad para sortear dificultades electorales, generando la duda de que “si no pudo con su propia sucesión, menos podrá con una elección presidencial”.

Para EAV el riesgo hubiese sido ser postulado por la coalición opositora, ser competitivo, cerrar la elección, pero aun así perder, con lo cual no sólo perdía una elección sino corría el riesgo aún mayor de finiquitar su carrera política.

c.    Para evitar la colisión y así salir de El juego del gallina, EPN y EAV tuvieron que:

              i.        Ceder: EPN la candidatura a gobernador, EAV el control de las principales áreas del Gobierno del estado de México.

             ii.        Tener disposición a dialogar y negociar: eso hicieron. EPN negoció la candidatura a EAV a cambio del control político y económico del estado de México.

            iii.        Mantener el quid pro quo (hoy por ti, mañana por mí): EPN dispuso de todos los recursos políticos y económicos para la campaña de EAV a gobernador. EAV como gobernador hizo lo mismo a favor de la elección presidencial de EPN.

           iv.        Compartir las ganancias (compensaciones colaterales): EPN es presidente de la República. EAV, gobernador del estado de México.




[1] “Teoría de Juegos”, Dr. Guilles Serra.
[2] Ibidem.
[3] Ibidem.
[4] Una tarde de enero de 2011, en el restaurante Puerto Madero ubicado en Masaryk, en Polanco, Eruviel Ávila Villegas se reunió con Cipriano Gutiérrez Vázquez, secretario general del PRD en el Estado de México, quien le dijo al edil ecatepense: “Conoces la historia de tu partido en el Estado de México. Acá se abrió la puerta: queremos que seas candidato externo del PRD”. En ese momento, Eruviel le respondió: Me honra la consideración, pero en este momento no te puedo decir sí o no. Voy a pelear hasta el final en mi partido. Para leer una versión más amplia de esta reunión, leer el reportaje de Alejandro Sánchez, “El Vidriero. Un reportaje sobre el ascenso del nuevo PRI”, publicado en octubre de 2011, en la revista Gatopardo: http://www.gatopardo.com/ReportajesGP.php?R=109
[5] “En los últimos meses…(al) PRD, le había funcionado la estrategia de aliarse con el Partido Acción Nacional (PAN) en otros estados donde la fusión hizo el milagro de extirpar a los candidatos del PRI y poner un alto a los cacicazgos regionales. En el Estado de México esa fórmula no sólo tenía como propósito hacer ganar al PRD después de más de ochenta años de gobiernos del PRI, sino asestar a Peña Nieto, el priista más guapo y popular de los últimos tiempos, un golpe crucial en sus aspiraciones presidenciales”. Ibidem.

martes, agosto 28, 2012

Hank, las campañas y los medios


 
Del adelanto
Diciembre, 2011. Revista Gatopardo. N° 127. En la portada, a lado de la esbelta figura de Ximena Navarrete, Miss Universo mexicana, se anuncia un reportaje del experimentado periodista Daniel Salinas Basave sobre la vida de un controvertido político y empresario asilado en Baja California: En el nombre del padre. ¿A quién se parece Hank Rohn?

Éste es sólo el adelanto de un libro de próxima aparición.
Meses después, en el noticiero de Carmen Aristegui, escucho un spot que anuncia la puesta en venta del libro. Con un título religioso por fin está en la mesa de novedades La liturgia del tigre blanco. Una leyenda llamada Jorge Hank Rhon (Océano, 2012, 311 p.).  

Lo adquiero  en un aeropuerto haciendo antesala para realizar un vuelo nacional. Lo devoro. Es un texto adictivo. Apenas termino de leer un capítulo y ya ansío concluir el siguiente.
Del libro

Escrito con destreza periodística y alejado de pasiones políticas, La liturgia del tigre blanco es un reportaje de largo aliento esculpido palabra por palabra con oficio literario.
El origen del libro lo detona la detención de Hank Rhon por parte del Ejército en su casa de Tijuana la madrugada del 4 de junio de 2011.  

“Por dos semanas todos los editorialistas se vuelven hankólogos y resucita la surrealista mitología que acompaña al personaje: animales exóticos, periodistas muertos, tequilas afrodisiacos, híbridos de tigresa y león, cuero rojo, voluntades compradas, impunidad rampante”.
El autor reconoce que “fue entonces cuando decidí desempolvar estos papeles de reportero y publicar de una vez por todas este libro, que tiene tanto tiempo picándome la cresta”.

Del autor
Salinas Basave tiene 38 años. Es originario de Monterrey, Nuevo León. Inicia su carrera periodística en el diario El Norte, la continúa siendo parte de la generación fundadora del periódico Frontera en la ciudad de Tijuana. Actualmente colabora para El Informador de Baja California escribiendo una variopinta columna: Mitos del Bicentenario.

El primer reportaje que firma ya como reportero de Frontera es “Un hipódromo sin caballos”, en agosto de 1999, en el que narra “las irregularidades del feudo hankista”. El caprichoso destino pone en su camino al personaje.
En 2007 cubre la campaña electoral de Jorge Hank Rhon a la gubernatura de Baja California. Es en ese trajín cuando -reconoce- “me nació la idea de escribir la historia de Hank Rhon”.

“Si bien el vicio literario fue en aquel entonces más fuerte que el periodístico y decidí comenzar a escribir una novela que titulé Los Vientos de Santa Ana, narrada en segunda persona, en la que un reportero lograba entrar a un penal de máxima seguridad a entrevistar a un agonizante sicario que purgaba una condena por haber asesinado a un periodista”.
Extraigo esta última cita de su columna no sólo para identificar los vientos que impelen al autor a confeccionar su obra, sino también para destacar el prurito literario que caracteriza su pluma.

A lo largo de la lectura de La liturgia… me topé con dos pistas que me hicieron intuir el “vicio literario” que el autor confiesa. El primero: las casi 300 páginas colmadas de metáforas novelescas. El segundo: la referencia a El país de las últimas cosas de Paul Auster (p. 156), texto leído por el autor mientras da la hora acordada de su primera entrevista con Hank Rhon en 2003.
Salinas Basave es, además de conspicuo periodista, un laureado escritor bajacaliforniano. En 2010 recibe el Premio Estatal de Literatura Baja California en la categoría de ensayo gracias a Réquiem por Gutenberg.

De campañas electorales, medios y Hank Rhon
¿Por qué leer La liturgia del tigre blanco? ¿Qué relación tiene con la comunicación política, electoral y gubernamental, las campañas y los medios un libro sobre la vida de un personaje tan polémico como Jorge Hank Rhon?

La respuesta a ambas preguntas se halla sobre todo en la segunda parte del texto en la que el autor da cuenta de las dos campañas electorales que ha protagonizado el político priísta: la primera, en la que ganó la alcaldía de Tijuana (2004); la segunda, en la que perdió la gubernatura de Baja California (2007).
Salinas Basave refiere los acuerdos entre Hank y Roberto Madrazo para que el primero sea candidato a alcalde de la ciudad fronteriza, el pacto con Fernando Castro Trenti para aglutinar al priismo tijuanense entorno a la candidatura del dueño de Caliente, la percepción ciudadana de que el gobierno panista en turno “es incapaz de enfrentar al crimen organizado” y la corrupción que corroe al ayuntamiento del edil Jesús González Reyes, cuyos funcionarios “se sirven con la cuchara grande”.

Factores todos que se suman a errores estratégicos del PAN y aciertos tácticos de la campaña de Hank, para que éste gane la elección.
Además, es en esta campaña donde se difunde uno de los spots más emblemáticos de la mercadotecnia política en México. “Hank aparece sentado en la mesa de un restaurante hablando de lo insegura que se ha vuelto la ciudad y de la incapacidad del gobierno panista para combatir el crimen. ‘A mí no me va a temblar la mano, porque si algo me sobra son éstos’, afirma Hank señalando los huevos que el mesero acaba de traerle para desayunar”.

Tres años después, el PAN utilizaría ese mismo spot para lanzar una intensa campaña negativa en su contra.
En 2004, Hank Rhon recorre las colonias más pobres de la ciudad organizando faraónicas verbenas populares, al tiempo que se reúne con cámaras empresariales y con los principales líderes de la comunidad tijuanense.

Carlos Alazraki es el responsable de la imagen y la publicidad de la campaña. Domestica a Hank. “Adiós barba y pelo crecido y adiós kilos de más…Lo entrena en un discurso mesurado, de eterna sonrisa y mínimos sobresaltos. Lo hace ver como un empresario exitoso, inmensamente rico, que desea brindarse a su ciudad por puro altruismo, pues ni siquiera necesita el sueldo que ganará como alcalde”.
El slogan del priísta es “Para que estés bien y de buenas”. “Tal vez no podría garantizarse la seguridad, pero sí al menos el buen humor”.

Del otro lado de la cancha, al PAN lo invade el exceso de confianza. Consideran innecesario atacar a Hank. El candidato blanquiazul Jorge Ramos ordena hacer una campaña positiva, “que ya Zeta se va a encargar de desprestigiar a nuestro contrincante”.
Un perla que da muestra cómo los medios se pitan del color de su partido favorito. Es el caso de Frontera, el periódico para el que trabajaba Daniel Salinas Basave. En el debate organizado por la Coparmex, en el que se fue la luz por una hora, Jorge Ramos, sobrado y seguro, evidencia la inexperiencia de Hank. “Frontera, siempre tan azul, no duda en cabecear su portada con un ‘Gana Ramos debate a Hank’”.  

“PRI-mero de agosto”. El día de la elección el PRI gana la calle. El color rojo inunda las avenidas de Tijuana. Miles de mexiquenses enfundados con playeras rojas y letras negras con la leyenda “Por Tijuana” rondan las casillas. Intimidan. La maquinaria priísta “luce mucho más poderosa que en anteriores jornadas electorales. Es descomunal y está funcionando desde temprano”.
La jornada transcurre normal (sí, normal) entre conatos de bronca, detenciones y denuncias por parte de los priístas en contra de los gobiernos panistas por sus atropellos.

Hacia el cierre de las casillas, en la redacción de Frontera se define la portada de una edición vespertina. De acuerdo con los resultados de su propia encuesta de salida, el PAN aventaja con 47 por ciento sobre 44 por ciento del PRI. Esa fue la portada. A las 6 de la tarde, con la portada de Frontera en la mano, los panistas “celebran eufóricos su triunfo”.
Una hora después, el coordinador de campaña de Hank, Fernando Castro Trenti, “inicia entonces la contraofensiva mediática”: de seis casillas contadas al azar, las seis son para Hank por más del 50 por ciento. A las 10 pm, con el 82 por ciento de las actas en la mano y colocadas sobre un escritorio a la vista de la prensa, el líder municipal del PRI y Castro Trenti anuncian una ventaja de tres mil votos a favor de su candidato. “Las tendencias…son ya irreversibles”.

Seis horas después de proclamar ganador al candidato panista, Frontera tiene que tragarse sus palabras. La portada del 2 de agosto anuncia: “Aventaja Jorge Hank”.
La elección de 2007 nada tiene que ver con la de 2004. De entrada, Hank logra sortear la Ley “Antichapulín” que impide a servidores públicos en funciones aspirar a otro cargo en la elección inmediata posterior al que fueron electos.

Sin embargo, la que no logra evadir es la dura campaña negativa del PAN, la cual brinda uno de los mejores spots de la mercadotecnia política mexicana. “En pantalla se ve solamente un chaleco rojo y se escucha una grabación telefónica: ‘Está usted llamando al corporativo H7. Para comprar candidaturas, presione uno. Para comprar lealtades, presione dos. Para comprar chalecos de pene de burro, presione tres. Y recuerde, yo lo compro todo’. Luego se escuchan risas infernales”.
La campaña negativa se aúna a otros factores. Hank fue un pésimo alcalde: improvisó, endeudó al municipio y su principal oferta (mejorar la seguridad de Tijuana) no la cumplió. Sucedió lo que pasa con muchos candidatos: no estaba preparado para gobernar.

Elba Esther Gordillo se alía con el PAN y pone a su disposición la estructura magisterial en contra de Hank. La fortaleza electoral y de contención de 2004 en 2007 brilla por su ausencia. Se asegura además que Castro Trenti, nuevamente su coordinador de campaña, lo traiciona en contubernio con el entonces diputado local panista Francisco Blake Mora.
En campaña uno de los recursos más escasos es el dinero. No hay dinero que alcance. En la de Hank sobra. Pero ni siquiera los 300 millones de pesos que invierte el hijo del profesor Hank González son suficientes para revertir todos los factores que juegan en su contra empezando por él mismo.

De “Apurados destapes”, Baja California y el 2013
El pasado 30 de octubre, al medio tiempo del partido entre Xoloizcuintles contra San Luis, en entrevista banquetera, a pregunta expresa, Jorge Hank declara: “A mí, mi padre me enseñó a ser un soldado de mi partido, y a la trinchera a la que me llame ahí estaré; sin embargo…, les digo a mis amigos bajacalifornianos: ‘Yo, Jorge Hank, quiero ser su gobernador’”.

En 2013, hay elecciones en 14 estados de la República mexicana. Sólo en uno de ellos, Baja California, se elige gobernador. Jorge Hank nuevamente busca ser gobernador de su estado adoptivo. Sin embargo, ahora el camino es más sinuoso. Tiene que enfrentarse no sólo al PAN (y al PRD en una eventual alianza) en la elección constitucional, sino a su dos veces coordinador de campaña y ahora acérrimo rival, Fernando Castro Trenti, en la búsqueda por la candidatura del PRI.
Seguramente, el próximo año, la elección de gobernador de Baja California dará material suficiente para que Daniel Salinas Basave trabaje en una segunda edición corregida y aumentada de La liturgia del tigre blanco. Una leyenda llamada Jorge Hank Rhon.


domingo, abril 08, 2012

El arte de la guerra electoral

O la importancia de la estrategia y la comunicación en una campaña política


El arte de la guerra electoral

No podía ser de otra forma. Los autores de El arte de la guerra electoral hacen gala de su oficio con la puesta en venta de la segunda edición de su libro: definen claramente el timing de su lanzamiento (2012, año netamente electoral), irrumpen en el escenario con una distribución agresiva (están presentes en todo tipo de puntos de venta de libros) y refuerzan su posicionamiento en el ámbito de la consultoría política (dando a conocer algunos de los proyectos en los que han participado).  

Aún más: agregan a esta segunda edición un doble aderezo con el prólogo del Doctor Rubén Aguilar Valenzuela, quien fuera vocero presidencial en el último tramo de la administración de Vicente Fox, y una nueva introducción.

El prólogo. Antes de entrar en materia, vale la pena advertir que Aguilar Valenzuela se equivoca al afirmar que El arte… es un manual “…que indica cómo se deben hacer las cosas”. Y resbala nuevamente cuando agrega: “Si uno sigue sus instrucciones, puede obtener lo que se propone”; ganar una elección se entiende. Y es que el subtítulo así como el Epílogo del texto lo contradicen.

El subtítulo reza: “Guía esencial para entender cómo funciona una campaña política”; es decir, el libro ayuda a comprender el reto que entraña realizar una campaña electoral, pero en ningún momento es una guía “precisa y detallada” de los lineamientos a seguir para confeccionar una campaña; antes bien es un cúmulo de consejos y lecciones arrojados por casos prácticos a partir de los cuales se desprenden aciertos y errores que otros han cometido en diferentes latitudes y contextos dentro y fuera del país, pero nunca una guía sobre cómo diseñar, operar y ejecutar una campaña.  

Por su parte, el Epílogo advierte tajantemente que lo aprendido en las 200 páginas previas se debe olvidar, ya que “todo está por hacerse en cada nueva campaña, porque cada una es diferente”. En otro orden de ideas, no existen recetas aplicables a todas las campañas sino líneas generales a seguir con particularidades por construir.

También yerra al señalar: “La bibliografía sobre el tema sigue siendo escasa”. Los autores le enmiendan la plana al final del libro: “…no hay nada nuevo y hay mucho material para estudiar sobre campañas”.

Pero en lo que no se equivoca el redactor del prólogo es en la atinada presentación que hace de José Adolfo Ibinarriaga y Roberto Trad Hasbun.

Quiénes son. Dos “verdaderos profesionales” de la consultoría política, con más de 10 años diseñando y operando estrategias para campañas electorales en México, Centro y Sudamérica, que no forman parte de la jauría de charlatanes que venden espejos a  candidatos.

Para afirmar lo anterior basta un botón: la mayoría de los consultores presumen sus campañas ganadoras, Trad e Ibinarriaga incluyen en su libro no sólo  las que han ganado, también, describen y analizan algunas que han perdido. Incluso tienen la delicadeza de hacer referencia a la primera firma que formaron junto con Carlos Mandujano hasta marzo de 2011: Cuarto de Guerra S.C. Actualmente, dirigen el Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica S.C.

Son, además, dos consultores que están convencidos de al menos tres premisas con un mismo asidero: la metodología. 1) El método es fundamental para el desarrollo del talento. 2) Un consultor sin una referencia metodológica básica corre el riesgo de ser un charlatán. 3) La comunicación política es un oficio que se guía por criterios metodológicos, no ideológicos.

Qué han hecho. Entre 2008 y 2011, han participado en más de 35 procesos electorales. Para ejemplificar y aterrizar cada uno de los capítulos de El arte de la guerra electoral, echan mano de seis campañas, a saber: Rafael Correa (Ecuador, 2006); Leonel Godoy (Michoacán, 2007), José Calzada (Querétaro, 2009); Xóchitl Gálvez (Hidalgo, 2010); Miguel Ángel Yunes Linares (Veracruz, 2010); y, Rubén Moreira (Coahuila, 2011) –las dos últimas las llevaron a cabo ya como El Instituto...

Cada uno de los procesos analizados arroja lecciones fundamentales para el diseño, operación y supervisión de una campaña electoral, independientemente del capítulo en que esté incluido.

En el caso de la elección presidencial de Ecuador (2006), en la que resultó ganador Rafael Correa, destaca la importancia de haber instalado un cuarto de guerra que “pudiera dar seguimiento a la campaña día a día y reaccionar ante la coyuntura”, así como el hecho “de poner en el centro de la campaña la estrategia” a fin de que aquel, el cuarto de guerra, fuera más rentable contando con “una visión estratégica”.

El actual presidente ecuatoriano ganó la primera vuelta presidencial anteponiendo la estrategia por encima de cualquier plan o táctica. El planteamiento estratégico consistió en “articular un cambio con rumbo, frente a la partidocracia en la que las cosas seguirían igual (…de mal) que como estaban”. El mensaje de Correa obtuvo carta de naturalización ciudadana por el origen no partidista del candidato, quien al ser el outsider de la contienda pudo “establecer una diferenciación creíble…frente a los otros tres contrincantes que…podrían caer en la etiqueta de políticos y partidocracia”.

La aparente debilidad organizativa y estructural de la campaña de Correa –no contaba con la maquinaria partidista de ninguna organización política- se convirtió en una fortaleza, pues no tuvo ataduras políticas que le impidieran avanzar y tejer una gran alianza ciudadana.

En la segunda vuelta, la instrumentación de un conjunto de tácticas electorales (blindaje de su personalidad, suavización de sus rasgos, presentación “los tangibles del cambio”, discurso positivo y denuncia de ataques e irregularidades) permitió a Rafael Correa convertirse en presidente de Ecuador.

En la campaña a Gobernador de Michoacán en 2007, Leonel Godoy privilegió “la tierra sobre el aire” y “la política sobre el marketing”. Le dedicó tiempo, dinero y esfuerzo a fortalecer su estructura de movilización, blindar el ejército electoral y amarrar acuerdos con liderazgos locales y regionales, a más de tejer alianzas con distintas fuerzas políticas y electorales (“una semana antes de la elección, el candidato del Partido Verde renunció a su candidatura, endosándosela al candidato del PRD”).

La estrategia del ahora ex Gobernador de Michoacán se centró en blindarse con “juego limpio” frente a la campaña negra del PAN; y en comunicar que votar por él era votar por un Michoacán mejor, a partir de hacer posible una agenda de desarrollo económico que pusiera el trabajo en el centro de la acción del gobierno.

Aunado a la estrategia descrita, para el triunfo resultó determinante la disciplina del candidato, la entonces todavía saludable imagen del PRD en el estado y la buena evaluación del gobernador saliente Lázaro Cárdenas Batel.

La estrategia de Pepe Calzada, candidato del PRI a la gubernatura de Querétaro en 2009, se enfocó a la economía en el contexto de la crisis internacional, la polarización de candidatos no de “marcas” y la convocatoria a los queretanos a volver a creer en sí mismos y salir a votar por un cambio seguro.

Tácticamente sobresale la apuesta realizada a favor de la campaña en Internet, entendiendo a ésta no como un vehículo de comunicación más sino un espacio de interacción entre el candidato y los electores jóvenes, que representaban al 30 por ciento del electorado.

La campaña en la red fue dirigida por un grupo de jóvenes y la enfocaron a transmitir un mensaje ciudadano y apartidista con el slogan “Un Querétaro sin colores”, promoviendo la producción de información por parte de los propios simpatizantes.

La lección a tomar en cuenta de la campaña online del actual gobernador de Querétaro tiene tres vertientes que muchos candidatos, equipos y asesores pasan por alto. Por un lado, entender que “la actividad de Internet y redes sociales...-entendida como una táctica, un brazo de comunicación de la campaña-, se desprendía de la estrategia general de comunicación. Por otro, generar piezas comunicativas diseñadas exclusivamente para Internet. Y finalmente, articular a los simpatizantes en la red para pasar de lo virtual a la calle, “mediante el registro de simpatizantes”.

En 2010, en Hidalgo, la campaña de Xóchitl Gálvez en la búsqueda por la gubernatura de Hidalgo arrancó con una desventaja de más de 30 puntos en la intención de voto, creció más de 10 y perdió la elección oficialmente por cinco de diferencia. La estrategia tuvo dos pilares: “primero, indignar a los hidalguenses…; y segundo, construir un movimiento ciudadano y empoderarlo para transformar dicha realidad en las urnas”.

Éste es uno de esos procesos de los que se dice que un candidato ganó la campaña pero perdió la elección. La expresión alude a aquellas campañas que logran penetrar en el ánimo de la gente, pero que por diversos factores que entran en juego sobre todo el día de la elección pierden la votación.

Y la perdió no sólo por las condiciones inequitativas de competencia que registran los autores (instituto electoral no independiente, medios de comunicación cooptados, organizaciones partidistas desarticuladas, falta de recursos financieros, aparato de estado en contra), sino por la falta de prevención para evitar “el ataque de la última jornada en contra de nuestro equipo de defensa del voto” y por la decisión de Xóchitl Gálvez de jugar sólo con el dinero público recibido para hacer campaña.

Esa falta de prevención provocó que, como reconocen los propios Trad e Ibinarriaga, ni la candidata y su equipo ni sus consultores tengan “forma de saber si ganamos o perdimos la elección”, debido a que “no logramos reunir las actas necesarias para comprobar si lo que dice el instituto electoral es verdad o mentira”. Y la decisión de la candidata de competir únicamente con el dinero público de la campaña pasó por alto lo que los autores sentencian en la página 113: “Con más recursos se obtienen más votos”.

En Veracruz los autores vivieron un proceso similar al de Hidalgo. Por ello, aseveran que en aquella también: “Ganamos la campaña…aunque el resultado oficial haya sido que perdimos la elección”.

La estrategia de campaña del candidato del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, se enfocó en contrastar capacidad y experiencia frente al abanderado del PRI, Javier Duarte; en promover el voto de la mayoría de los veracruzanos a favor de un cambio que “mejoraría sus condiciones de vida”; y en recordar a los electores que el candidato priísta no era Fidel Herrera, la clave estribaba en “no meter en la contienda al gobernador” y hacer de la elección un “plebiscito entre Yunes y Duarte”.

La campaña de Yunes giró en torno al tema del estilo de liderazgo, no sólo estratégica sino personalmente. Los consultores reconocen un error en este sentido: “…el verdadero jefe de la campaña fue el candidato. Yunes no sólo revisaba y modificaba la agenda, sino que también leía los boletines de prensa, seleccionaba las fotos que se enviaban a cada periódico, así como los clips de audio y de imagen que se entregaban a las estaciones de radio y a los canales de televisión…”. El resultado: un “equipo mutilado y en espera de que él tomara, e incluso instrumentara, todas las decisiones”.

Tres factores más jugaron en contra de las aspiraciones del candidato panista. Primero, la división de la oposición “impidió consolidar una opción mayoritaria por el cambio”. Segundo, la “campaña negra” en contra de Yunes, cuyo impacto es minimizado por los autores a la luz de los resultados “ya que la amplia diferencia…entre Duarte y Yunes se reducía cada día”. Y, tercero, el día de la jornada electoral plagado de irregularidades; “incluso el programa preliminar de resultados electorales se ‘cayó’ cuando Yunes iba arriba, y volvió a ‘subir’ a la página oficial del Instituto Electoral Veracruzano ya con una ventaja favorable para Duarte”. 

Roberto Trad y José Adolfo Ibinarriaga fueron los estrategas de la campaña de Rubén Moreira, hermano del hoy defenestrado ex presidente nacional del PRI. La campaña por la gubernatura representaba por lo menos dos retos: “darle poco a poco su lugar” al candidato y legitimar en las urnas el programa de gobierno. La estrategia: “convocar a los ciudadanos a dar el siguiente paso en la historia de Coahuila, cosechando lo que se había sembrado durante los años anteriores”, bajo el lema “Más Moreira, Mejor Coahuila”.  

Las lecciones de este proceso electoral provienen principalmente de los errores cometidos por la oposición. El PAN no entendió el ánimo de la gente y decidió hacer de la elección un referéndum a los Moreira, haciendo de la frase “Di no al hermano” la columna vertebral de su campaña, lo que terminó por beneficiar al candidato priísta, toda vez que “se polarizaron la posiciones y la mayoría de los electores tomó partido por la marca que mejor representaba la continuidad del statu quo”. Guillermo Anaya, candidato del PAN a la gubernatura, se dedicó a “golpetear” mientras que Rubén Moreira hizo lo suyo: presentar propuestas “y organizar al PRI”.

El último tramo de la campaña se destinó a estrechar el acercamiento del candidato con la sociedad civil, recuperar simpatías priístas y tender puentes con distintos actores y fuerzas políticas y sociales, incluidos el Presidente Felipe Calderón y los alcaldes de oposición. Rubén Moreira, además, recordó a los ciudadanos “el valor y la importancia del voto” remarcando un mensaje: “Con el PRI tu voto sí cuenta”. El resultado: una participación ciudadana histórica de 64% y una cifra récord de 720 000 votos para el candidato priísta.

Qué ofrecen. Roberto Trad y José Adolfo Ibinarriaga, como consultores ofrecen dos cosas, y ambas están concatenadas, según se desprende de su libro. Por un lado profesionalismo, y por otro un método riguroso de trabajo, porque “un consultor sin una referencia metodológica básica corre el riesgo de ser un charlatán”. Y esos pululan en el ámbito de la consultoría política. Por ello, quienes nos dedicamos a este oficio o profesión como prefieran llamarle, agradecemos que hayan cambiado su forma de mirar el negocio y decidido apostarle al “desarrollo de conocimiento, del método y de recursos humanos”.

A juzgar por lo expuesto en El arte de la guerra electoral, el método Ibinarriaga-Trad tiene cinco pilares. 1. La estrategia: sólo existe una estrategia; lo demás son planes o tácticas que se desprenden de la propia estrategia; 2. La comunicación positiva como base fundamental de la campaña (la negativa debe ser fundamentada en el periodismo de investigación o sus efectos se revierten); 3. El mensaje, el alma de la campaña, debe activar las emociones de los electores antes que las razones; 4. El cuarto de guerra es el control de mando por el que pasan todas las decisiones de la campaña siempre filtradas por el tamiz de la estrategia general de la campaña; y, 5. El ciudadano es la estrella de la elección, hay que colocarlo en el centro de la campaña, todas las acciones están orientadas a conquistar sus emociones y su voto, “son ellos quienes deciden el resultado de una elección”, pensar que el elector no es inteligente es, por decir lo menos, un error estratégico. 

Una contradicción. El hecho de que un consultor se comprometa con un proyecto, no debe obnubilar su perspectiva sobre una campaña electoral. Existe una contradicción, o acaso una visión sesgada de los autores, comparativamente hablando, con respecto a las campañas de Veracruz e Hidalgo frente a la de Coahuila. Para Trad e Ibinarriaga, la primera “fue una contienda a contracorriente”, “la campaña del PRI tuvo que exceder el tope de gastos de campaña en la que el árbitro electoral quedó desdibujado y con poca legitimidad; y aun así, con una maquinaria electoral apoyada desde el gobierno, con una campaña negativa omnipresente y costosa, y con un presupuesto que sobrepasó lo permitido, ganamos la campaña porque definimos el terreno y los términos del debate”.

En el caso de la segunda, la de Hidalgo, afirman que “las condiciones de competencia en Hidalgo eran inequitativas, inciertas e injustas para la oposición […] Contra todo estábamos preparados excepto para el ataque de la última jornada en contra de nuestro equipo de defensa del voto”; “La noche de la elección se respiraba coraje, tensión y tristeza. Sospechábamos que habíamos perdido, y sabíamos dónde y cuándo nos equivocamos; pero la sensación de que nos habían hecho trampa y de que habían utilizado todos los recursos disponibles para pandear la mesa nos dejaba un sabor de boca mucho más amargo”.

Es altamente probable que la mayoría de las irregularidades asentadas en ambos casos, hayan tenido lugar también en la elección de gobernador en Coahuila. Pero en este caso, los autores prefieren hablar de “el mejor PRI de México”, de defender la herencia del poder entre hermanos desvirtuando las críticas argumentando que no es ilegal (en efecto no lo es), sino “sólo es un asunto de moral pública”, “mitos que heredamos del viejo régimen” y de “arreglos metainstitucionales (que) sólo le restan competitividad al sistema político”. La vara con la que miden la competitividad democrática en los tres estados, sin duda, no es la misma.

Recomendación. Quienes hayan tenido la oportunidad de haber leído la primera edición, coincidirán en que la segunda es mucho mejor. La razón: la incorporación de estudios de caso al corpus del texto. El libro vale no por lo que “teóricamente” aporta, sino por las experiencias prácticas que presenta. Lo valioso del texto se halla en los apartados finales de cada capítulo, en lo que las campañas de Rafael Correa, Miguel Ángel Yunes, Xóchitl Gálvez, Leonel Godoy, Pepe Calzada y Rubén Moreira revelan. No hay duda: El arte de la guerra electoral está destinado a convertirse en un clásico de la literatura sobre campañas electorales en México. Una referencia obligada.

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IBINARRIAGA, José Adolfo y Roberto Trad Hasbun,
El arte de la guerra electoral. Guía esencial para entender cómo funciona una campaña política. Grijalbo, México, 2012.

miércoles, marzo 14, 2012

Josefina Vázquez Mota, la logística de un evento y Mario Vargas Llosa

“En todo caso, cuando comencé a hablar, después de una introducción proustiana…, eran cerca de las diez... No llevaba cinco minutos desarrollando el primer tema…cuando comencé a notar movimientos en las tribunas. Las luces de los reflectores me cegaban y no podía ver lo que ocurría, pero me pareció que aquellas se vaciaban. En efecto, la gente partía en estampida. Solo el cuadrilátero que tenía delante, los doscientos o trescientos candidatos municipales y dirigentes del Frente permanecieron allí hasta el final del discurso, que terminé a saltos preguntándome qué demonios sucedía.

“Los ómnibus y camiones habían sido contratados hasta las diez…y la gente, sobre todo la de apartados pueblos jóvenes, no querían regresar a su casa haciendo cinco, diez o veinte kilómetros andando.

“Total, que nuestra inexperiencia y descoordinación hicieron que los festejos…fueran, en lo que a publicidad se refiere, un desastre. La República, La Crónica, El Nacional y demás publicaciones…destacaron las tribunas semivacías…mientras yo hablaba…”.

Las líneas anteriores no son producto de una reflexión hecha por Josefina Vázquez Mota, luego de su toma de protesta el domingo pasado como la primera candidata del Partido Acción Nacional a la presidencia de la República, sino del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa quien en su autobiografía (El pez en el agua: 153) recuerda que para celebrar el segundo aniversario del Movimiento Libertad eligieron un coliseo con capacidad para 18 mil personas que les cedieron gratuitamente.

El programa del evento vargasllosiano constaba de dos partes. Una con bailes y canciones. Y otra propiamente política, en la que estaba previsto el discurso del escritor peruano.

Retomo las palabras de Vargas Llosa para describir qué sucedió: “Movilización, la Juventud, los comités de distrito y Acción Solidaria hicieron un gran esfuerzo para llenar el Amauta. El problema fue el transporte. El responsable, Juan Checa, había contratado algunos ómnibus y camiones y cedido otros de su empresa, pero el día señalado muchos de estos vehículos no se presentaron a los puntos de reunión. De modo que los libertarios y libertarias encargados de la movilización se encontraron, en muchos distritos, con centenares de personas que no tenían cómo desplazarse hasta el coliseo…miles de personas se quedaron con los crespos hechos. Pese a ello, las tribunas del coliseo quedaron colmadas”.

Aún más: “Yo estaba desde las siete de la noche, listo, en el automóvil, acompañado por el personal de seguridad, dando vueltas por los alrededores del Amauta. Pero, por la radio, los responsables del acto dentro del local…me contenían, diciéndome que todavía entraba gente y que había que dar tiempo a los animadores…para que calentaran el ambiente. Así pasó media hora, una hora, una hora y media. Para aplacar la impaciencia, dábamos vueltas por Lima y, vez que hablábamos con el coliseo, la respuesta era la misma: ‘Un ratito más’.

“Cuando, al fin, me dieron luz verde y entré al Amauta, había una contagiante atmósfera de fiesta y euforia, con las banderas y cartelones de los distintos comités flameando en las tribunas, y las barras de cada lugar compitiendo en cantos y estribillos. ¡Pero habían pasado cerca de dos horas de la hora fijada!

“En todo caso, cuando yo comencé a hablar…eran cerca de las diez de la noche. No llevaba cinco minutos desarrollando el primer tema…cuando comencé a notar movimientos en las tribunas…En efecto, la gente partía en estampida”.

El evento descrito por Vargas Llosa tiene 23 años de haber tenido lugar. El pez en el agua, 19 de haberse publicado.  La toma de protesta de Vázquez Mota apenas dos días. Y al igual que en el caso de la candidatura del premio Nobel peruano, los medios de comunicación masiva en México destacaron las tribunas semivacías.

El pie de la fotografía de portada del periódico Reforma reza: “Al asumir como la primera candidata del PAN a la Presidencia de la República, Josefina Vázquez Mota pidió dejar atrás los conflictos internos en su partido ante un semivacío Estadio Azul. Pese a que el recinto se llenó en un principio, luego de esperar por más de dos horas a que iniciara el mitin, miles decidieron marcharse justo cuando la candidata empezó a hablar”.

Y en interiores reporta: “La toma de protesta de la primera mujer candidata presidencial del PAN sucumbía ante el hartazgo de 30 mil personas que esperaron más de tres horas el inicio del mitin. ¿Dónde está Acción Nacional?, gritó Vázquez Mota al saludar a sus simpatizantes. Para ese momento, Acción Nacional estaba saliéndose del estadio, o en el Eje 6 Sur e Insurgentes buscando sus autobuses de regreso a Morelos, Tlaxcala, Puebla o algún municipio del Estado de México”.

Sólo cambian los nombres de los candidatos, los partidos y el lugar del evento, pero los errores son exactamente los mismos: al momento de hablar el candidato, la gente empezó a retirarse; el programa se prolongó demasiado; hubo problemas logísticos igualmente con el transporte; al día siguiente (y desde el mismo día del evento), los medios reportaron las gradas semivacías de sendos recintos.

Si el coordinador de campaña de Vázquez Mota hubiese leído El pez en el agua habría aprendido de los errores de la campaña de Mario Vargas Llosa, que concatenados unos con otros lo llevaron a la derrota. De este modo, hubiera previsto una mejor logística contratando a los autobuses por tiempo suficiente, recortando el tiempo del programa, limitando el número de oradores y garantizando un escenario pletórico para la toma de una placa que al día siguiente apareciera en los medios emitiendo un mensaje de fuerza, músculo y unidad entorno a su candidata. Pero, como el “hubiera” no existe, sucedió lo que ya sabemos.

Toma de protesta de Josefina Vázquez Mota

Lecturas recomendadas
1. "Qué vergüenza ver cómo la gente se le fue a Josefina", La historia en breve de Ciro Gómez Leyva, en Milenio Diario, Al frente, p. 3. Lunes, 12 de marzo de 2012.
2. "Y en pleno discurso, se salieron del recinto", Milenio Diario, Política, p. 5. Lunes, 12 de marzo de 2012
3. "Dejan estadio antes del discurso", Reforma, Nacional, p. 8. Lunes, 12 de marzo de 2012.
4. VARGAS LLOSA, Mario, El pez en el agua, Alfaguara, 1993.