domingo, febrero 25, 2007

Fundación Carolina otorga becas para especializarse en Comunicación Política


La Fundación Carolina es una institución del gobierno español para la promoción de las relaciones culturales y la cooperación en materia educativa y científica entre España y los países de la Comunidad Iberoamericana de Naciones. Para ello cuenta con cuatro programas: Formación, Investigación, Visitantes Internacionales y Responsabilidad Social de las Empresas.

La Fundación Carolina emite una convocatoria anual para sus becas. El 20 de diciembre publicó su Convocatoria 2007-2008 en la que ofrece más de 1,500 becas para estudiantes latinoamericanos. El periodo de inscripción de solicitudes cierra hasta el próximo 4 de marzo.

El programa de becas de la Fundación Carolina tiene por objeto promover la ampliación de estudios de licenciados universitarios, así como la especialización y actualización de conocimientos de postgraduados, profesores, investigadores, artistas y profesionistas de América Latina.

Para mayor información de sus becas y programas visiten la página en Internet http://www.fundacioncarolina.es/ donde podrán llenar la solicitud electrónicamente.

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La dirección de la Fundación Carolina en México, sus teléfonos y el e-mail de la secretaria general:

Hegel 713
Col. Chapultepec Morales
C.P. 11580
Delg. Miguel Hidalgo
Tel/fax (5255) 5545 7212 y 5545 7213

sábado, febrero 24, 2007

La intolerancia de la izquierda latinoamericana hacia la prensa


El Comité para la Protección de Periodistas ha liberado su último reporte sobre los ataques que sufrieron los profesionales de la comunicación en América Latina, a lo largo del convulso 2006.

El diagnóstico: algunos de los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana no sólo no han embarnecido los dispositivos legales para garantizar la libertad de prensa en la región, la han estrechado a extremos impensables hace tan sólo unos años.

El análisis producto de la pluma de Carlos Lauría, coordinador del Programa de las Américas del Comité para la Protección de Periodistas, es contundente: la nueva camada de líderes de izquierda en Latinoamérica, mezcla de izquierdistas, populistas, socialdemócratas y liberales progresistas, comparten un gen común: la intolerancia a la prensa crítica.

La mayoría de los latinoamericanos –agrega Lauría- se desencantaron con los políticos tradicionales después de una década, la de los noventa, de aplicación de políticas de libre mercado, promovida por EUA y el FMI, que prometía mejoras en los estándares de vida.

El resultado: En Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, los ciudadanos eligieron presidentes reformistas, que están redefiniendo la política doméstica e internacional del subcontinente.

Algunos periodistas esperaban que la nueva generación de líderes políticos de izquierda, emergidos en el último sexenio, ensancharían la libertad de prensa. No ha sido así.

En Venezuela, por citar un ejemplo, los periodistas independientes han sido etiquetados como “enemigos del pueblo”. En Argentina, por citar otro, se les ha negado el acceso a boletines y eventos oficiales.

Empero, esto no ha sido óbice para que los medios de comunicación desentierren hechos que los gobiernos preferirían mantener ocultos.

Un dato a destacar: los líderes de izquierda en América Latina no han movido un dedo por destrabar la creciente concentración de medios de comunicación de unas cuantas manos (incluso la han respaldado: en México, la llamada Ley Televisa fue votada por unanimidad en la Cámara de Diputados, incluyendo obviamente al PRD).

Ejemplos sobran: Grupo Cisneros en Venezuela, Globo en Brasil, Grupo Clarín en Argentina y Televisa en México.

Venezuela y Bolivia representan los casos más crudos de la relación prensa – gobierno. Ante la falta de oposición política real en ambos países, los medios de comunicación privados han llenado ese hueco. Y sufrido las consecuencias.

Sin embargo, también, se debe subrayar que los medios en sendas naciones han soslayado que quien actúa políticamente le responden políticamente.

En este orden de ideas, los medios de comunicación están apuntalando intereses particulares por encima de principios éticos y estándares profesionales básicos, mientras los gobiernos constriñen la libertad de expresión a través de algún tipo de presión, abierta o soterradamente.

A diferencia de la satanización que de los medios hace Hugo Chávez al tildarlos de “fascistas” o “conspiradores”, los presidentes de Argentina y Uruguay, Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, respectivamente, reconocen a los medios de comunicación como “la oposición política no electa”.

En contraste, los periodistas argentinos y uruguayos acusan a sus respectivos gobiernos de confundir deliberadamente las líneas que dividen a la oposición de la prensa crítica.

Aún más, para mantener el respaldo popular, Chávez, Kirchner y Morales han fortalecido los medios estatales que están al servicio de sus gobiernos, al tiempo que controlan los medios privados que apoyan sus políticas por medio de la contratación de espacios para publicidad oficial.

Lo anterior “es un intento para estrangular la crítica. Esto representa un paso atrás en términos de calidad democrática en la región”.

Brasil no ha estado exime de este tipo de relaciones tensas entre el presidente y la prensa. Ante los escándalos de corrupción en todos los niveles de su gobierno, el presidente Lula se negó a dar entrevistas. El argumento: las notas periodísticas eran desmedidas y sin fundamento.

Durante la campaña de reelección en octubre del año pasado, el partido al que pertenece el presidente Lula, el de los Trabajadores, reafirmó su compromiso con la libertad de prensa.

Pero el día de la victoria, durante la celebración en la avenida principal de Sao Paulo se podían leer ciertas consignas: “El pueblo venció a los medios”. En la capital brasileña, al mismo tiempo, los periodistas que cubrían los festejos recibían empellones e insultos.

En Ecuador y Nicaragua el futuro aún no es claro, toda vez que Rafael Correa y Daniel Ortega fueron apenas electos en noviembre. Sin embargo, ya desde la campaña electoral los conflictos con la prensa han emergido.

En suma, la intolerancia de los líderes de izquierda a la prensa crítica abreva de una cultura autoritaria que vive latente en la mayoría de las democracias latinoamericanas. Lo que explica que un presidente de derecha como lo es el colombiano Álvaro Uribe, padezca iguales tensiones.

En efecto, la derecha no sale ilesa del análisis del CPJ (por sus siglas en inglés). El presidente de Colombia, quien fue reelecto en marzo, ha atacado frecuentemente a los medios independientes, calificándolos como “traidores”.

De acuerdo con un reporte de inteligencia del gobierno de Uribe, los medios de comunicación críticos a su administración son etiquetados como “deshonestos” y “dañinos” para los intereses nacionales.

¿Y México?

La situación que priva en la relación entre la prensa y el sector más visible de la izquierda mexicana no dista mucho del diagnóstico elaborado por el Comité para la Protección de Periodistas. Así se evidenció durante el proceso electoral y postelectoral que México vivió en 2006.

Hoy día, el PRD y su ex candidato presidencial todavía enarbolan la bandera del “cerco mediático” a fin de justificar su incapacidad para entender la relación entre la prensa y los hombres con poder político.

En el diccionario confeccionado por los perredistas, el término “cerco mediático” alude a todas aquellas voces que no acompañan su coro. Todo periodista que no comparte su visión de la realidad si no es “aliado de la derecha” es “enemigo del desarrollo de México”, “escudero del estatus quo”.

En un reciente artículo en la revista Proceso, la politóloga Denise Dresser caracterizó los rasgos que identifican los perfiles de la izquierda en México. Para redactarlo, retomó un extraordinario análisis elaborado por el también politólogo Javier Corrales, publicado en Foreing Policy, intitulado “La muchas izquierdas de América Latina”.

El texto viene a colación pues en él desfilan los Fraudócratas, aquellos que piensan que el eje de la vida política en México es el fraude; los Provocadores Permanentes, quienes saben gritar pero no cómo convencer; los Puristas, que suponen que el éxito del PRD dependen de su autoridad moral y no de su estrategia política.

Los Mercaderes, los Apóstoles de AMLO, los Populistas Premodernos y los Socialdemócratas Marginados. Los primeros ven en el PRD un negocio y viven de él. Los segundos, aquellos que obnubilados por el líder carismático no se dan cuenta que lo que López Obrador les dio en 2006 se los resta para 2009.

Los terceros, herederos del viejo PRI, sus mañas y sus prácticas, que abrazan a la izquierda con el manto del clientelismo, las dádivas y los favores. Y los últimos, pero no menos importantes, los marginales. “Aquellos que miran la experiencia de izquierdas exitosas en el mundo, con la esperanza de reproducirlas en México”, que hoy son minoría, pero que deberían convertirse en mayoría.

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Lecturas recomendadas:

Carlos Lauría, “Leftists lean on the Latin American media”.
Committee to Protect Journalists, “Ataques a la prensa en 2006” (pdf).
Javier Corrales, “Hugo Boss”, en Foreing Policy edición en español, febrero-marzo 2006.