jueves, octubre 04, 2007

La mafia nos robó la presidencia



De los cinco candidatos a la presidencia que compitieron en 2006, sólo dos han publicado su testimonio. Uno, Roberto Madrazo del PRI en su libro La traición (Planeta, 2007). El otro, Andrés Manuel López Obrador en La mafia nos robó la presidencia (Grijalbo, 2007).

El origen del texto del ex jefe de gobierno del DF es una serie de entrevistas que el cineasta Luis Mandoki le hizo para la realización de un documental sobre su vida y trayectoria política, incluyendo el desafuero, la elección presidencial y el conflicto postelectoral del año pasado.

López Obrador escribe sobre un pliego de 300 hojas su bitácora de viaje. Desde Tabasco hasta la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal, pasando por la presidencia estatal del PRI en Tabasco, la búsqueda de la gubernatura de su estado natal y el liderazgo nacional del PRD .

El primer capítulo titulado “Tabasco y otras cosas” incluye aspectos personales de AMLO, pero también políticos. Obrador narra sus primeros años en ese estado que “es más agua que tierra”, del que partiría para estudiar en la UNAM y al que regresaría de la mano de Carlos Pellicer primero, y de Enrique González Pedrero después, pero también volvería para competir por el gobierno estatal en dos ocasiones (1988 y 1994).

En el segundo capítulo, describe su paso por la presidencia nacional del PRD entre 1996 y 1998, periodo en el que el partido arrasó en el Distrito Federal en las elecciones federales intermedias y ganó las gubernaturas de Zacatecas, Tlaxcala y pavimentó el camino para hacer lo mismo en Baja California Sur en 1999, año en el que se coaligaría con el PAN para destronar al PRI en Nayarit.

Su gestión al frente del Gobierno de la capital del país, la instrumentación de las políticas sociales a favor de grupos vulnerables, la construcción del segundo piso del periférico, el Paraje San Juan, el predio El Encino, los videoescándalos y el desafuero son descritos en el penúltimo capítulo.

En la cuarta y última parte, López Obrador pone en papel lo que ha repetido frente a los medios de comunicación: el 2 de julio de 2006 se fraguó un fraude electoral en su contra. Antes de concluir, advierte que este año, 2007, el 4 de enero, comenzó su gira por los municipios del país, ya que como alguna vez declaró Juárez: “Sólo le han quitado una pluma a nuestro gallo”.

El texto incluye información importante sobre la evolución de la comunicación política en México.

En la página 63, AMLO recuerda que en 1996 “a los partidos políticos de oposición no se les permitía ni siquiera contratar publicidad para comunicarse por televisión”. Diez años después, él sería el contendiente con más spots en las pantallas de televisión.

En la página 94, Andrés Manuel describe a los capitalinos como gente excepcional, progresista, “generosa, informada, consciente y avispada”. Por eso, en el DF “no se puede manipular, aquí la televisión no pasa”.

Y añade: “Cuando se hacen encuestas entre los capitalinos y se les pregunta: ¿usted cree que la televisión informa o manipula?, el 50 por ciento responde: Manipula”. En 2006, el ex candidato de la Coalición por el bien de todos (PRD, PT, Convergencia), gastó en compra de espacios para difundir mensajes por televisión: 357.2 millones de pesos.

López Obrador, también, exhibe su opinión sobre el marketing político. “La campaña no se limitó a la publicidad o a la mercadotecnia, porque no se trataba de introducir un producto al mercado, sino de postular y transmitir ideas para la transformación del país.

“Además, las campañas que se sustentan únicamente en la publicidad requieren mucho dinero y nosotros no estábamos dispuestos a conseguirlo a cambio de subordinar principios y decisiones futuras, sometiéndonos a grupos de intereses creados” (p. 186).

En efecto, el equipo de campaña de AMLO estuvo integrado por incondicionales, gente de partido o ex colaboradores en el gobierno del DF. No contrató consultores. En su equipo cercano no hubo especialistas.

Además, en el contexto de la elección de 2006, entre las páginas 210 y 217, están las respuestas al porqué perdió la presidencia el abanderado del PRD. Éstas son sus palabras:

1. El “PAN promovió ante el IFE…la realización de un debate entre candidatos. Como sabía que tenían toda una estrategia en medios para hacerme aparecer en el posdebate como perdedor, decidí no participar”.
2. En los meses de abril y mayo, “no sólo era ‘un peligro para México’, me parecía a ‘Hugo Chávez’, iba a ‘endeudar al país’, ‘a expropiar bienes de las clases medias’, a limitar que ‘sólo se tuviera un departamento, un carro y dos hijos por familia’, sino que se difundían supuestos estudios psicológicos sobre mi persona, donde aparecía como desquiciado.
3. “Había quienes, con ínfulas de superioridad, contaban, entre otros chistes, que era el Whiskas (marca de un alimento para gatos), porque ocho de cada diez gatas (trabajadoras domésticas) me preferían”.
4. “A pesar de toda la guerra sucia, al final de la campaña manteníamos la delantera en casi todas las encuestas”.
5. “Sin embargo, la estrategia de Fox, Salinas, Elba Esther Gordillo, Calderón y otros de la misma pandilla era, para entonces, no permitir por ningún motivo nuestro triunfo”.

De estos cinco puntos se desprenden los factores clave del fracaso de AMLO:

1. Ausencia en el primer debate.
2. Publicidad negativa del PAN.
3. “Guerra sucia” .
4. Lectura incorrecta de las encuestas.
5. Acción concertada de grupos de interés.

El lector puede o no estar de acuerdo con el autor del libro, pero lo que no se le puede escatimar a La mafia nos robó la presidencia es que es un texto imprescindible para entender por qué el propio Andrés Manuel López Obrador se quedó a 250 mil votos de conquistar la presidencia de la República.