lunes, agosto 13, 2007

2 de julio




Es el título de la crónica escrita por Carlos Tello Díaz sobre el día más importante de la historia contemporánea de México.

En 2 de julio (Planeta, 2007) asistimos a una narración intensa, vasta en datos sorprendentes y llena de revelaciones asombrosas. El texto de Tello Díaz adquiere relevancia particularmente por la riqueza de sus fuentes, directas e indirectas.

El autor, en tan sólo 178 páginas, confecciona un epítome preciso de aquella jornada electoral.

El cúmulo de documentos impresos y audiovisuales, algunos de ellos inéditos, que dan cuerpo al texto de Tello Díaz, lo convierten en un archivo histórico imprescindible.

En él se dan cita los actores principales de la contienda: candidatos, autoridades, periodistas, medios, intelectuales, encuestadores, pero sobre todo ciudadanos.

La crónica empieza a las 8 de la mañana: los funcionarios de casilla a lo largo y ancho del país están obligados a tener todo listo a esa hora para que los ciudadanos depositen sus votos en las urnas.

Con ello, “llegaban a su fin las elecciones más caras y más largas del mundo, unas elecciones que habían costado al país una fortuna: cerca de 12 mil millones de pesos, y habían durado, sin contar siquiera las precampañas, una eternidad: más de cinco largos meses”.

A esa hora, Andrés Manuel López Obrador y Luis Carlos Ugalde también ya estaban listos. El candidato de la Coalición Por el Bien de Todos sería el primero en votar. El presidente del IFE lo haría más tarde, pues a las 8 am comenzó la sesión del Consejo General del instituto.

En ese momento, en la casa de Felipe Calderón “había silencio y paz en el aire de la mañana”.

El último de los 20 capítulos de 2 de julio se ubica a las 3 de la mañana, coincide con la hora en que cierran sus ediciones los periódicos. Para ese momento, el candidato del PAN y su equipo estaban seguros de su victoria, Roberto Madrazo ya había aceptado su derrota y López Obrador denunciado el fraude en su contra.

El resto de los mexicanos, por su parte, horas antes, se fue a dormir sin saber quién sería el próximo presidente.

Sin excepción, los libros que gravitan en torno a la jornada electoral del 2 de julio de 2006 comparten uno de dos objetivos: pretenden documentar o buscan desmontar la denuncia de fraude electoral del abanderado perredista, Andrés Manuel López Obrador. El texto de Tello Díaz no rehuye a ese propósito.

Es en la búsqueda de esa empresa donde el autor tropieza, donde otorga argumentos a sus detractores para descalificar al libro en su conjunto. El también articulista del semanario Proceso y de Milenio Diario, en la página 160, asegura que AMLO dijo: “Perdí”.

Y añade: “Andrés Manuel no tenía la certidumbre de su derrota, pero la había vislumbrado. Y había tomado, entonces, la decisión de no aceptarla. Fue su punto de quiebre el 2 de julio. A partir de ese momento...toma la decisión de comenzar a mentir”.

Nadie del grupo íntimo de López Obrador admite esa versión. Todos desmienten a Tello. Pero éste insiste: “Mis fuentes para recrear esta escena, que es clave, son todas indirectas, pero confiables”. ¿Será?

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